La Justicia Cotidiana: El tema arrumbado de la modernización
Por Juan José Chalico Ruiz
Es triste, en 2015 alcanzamos el número 103 de entre 175 países en el índice de percepción de corrupción mundial. En una década casi no nos hemos movido.
Justicia es mucho más que la invocación retórica de aplicar el Estado de derecho.
En este contexto, hay que aceptar que nuestro Estado de derecho mexicano, funciona bastante mal entre otros aspectos en la justicia cotidiana.
En el marco de la modernización de justicia, no resultan suficientes las reformas y adiciones a la Constitución ni a las leyes, en su mayoría con un trasfondo económico.
Los ciudadanos requerimos de la operación oportuna, eficaz y transparente de la justicia cotidiana, a cargo de las instancias jurisdiccionales ordinarias, así como de diversas dependencias y organismos públicos en sus diferentes niveles de gobierno y desde luego, abatir las violaciones a los derechos humanos.
Hace ya más de un año, que el presidente Enrique Peña Nieto, dentro del tema que llamó “Por un México en paz con justicia y desarrollo”, apuntó que la justicia no es solamente el ámbito penal, porque hay “…una justicia olvidada, la justicia cotidiana, aquella que demanda la mujer, a quien le niegan el divorcio, el trabajador al que no le pagan su salario, o quien no puede cobrar una deuda…”. No obstante sus palabras, muy poco se ha hecho al respecto.
Es entendible, que no justificable, que las autoridades no aborden el rubro de la justicia cotidiana porque no resulta un tema impactante, ni redituable para fortalecer la imagen pública, pero es un muy importante pendiente.
El problema de acceso a la justicia cotidiana, principalmente implica procedimientos engorrosos, lentos, sumamente complejos para inducir propinas; mantiene una lejanía y carencia de información a los ciudadanos sobre los órganos jurisdiccionales o administrativos de resolución.
Se requieren más jueces y tribunales; el desarrollo de un sistema de soluciones alternativas de las controversias (mediación y conciliación), a través de órganos y personas autorizadas, independientes del Ejecutivo y de los poderes judiciales, así como descongestionar los procedimientos, particularmente los del ámbito laboral como se ofreció en 2014.
Habrá que partir de una revisión detallada de los procedimientos, para simplificarlos sin afectar los derechos de los justiciables, fortaleciendo a la vez la capacidad técnica y humana de jueces y demás integrantes de los tribunales y órganos jurisdiccionales y administrativos, pero sobre todo, hay que supervisar cada día la honorabilidad de los servidores públicos con visitadores y contralores auténticamente independientes y de reconocida trayectoria.
Juan José Chalico Ruiz, abogado posgraduado, conferencista, excolumnista del Sol de León, Gto. juanjo0706@hotmail.com
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