En la opinión de Mireya Ramírez Martínez.
¿No hemos superado la conquista?
En el aspecto productivo los mexicanos se la rifan como nadie: son la mano de obra más estimada en Estados Unidos por su disciplina, capacidad, rendimiento e ingenio.
De acuerdo con el estudio “Initial Quality StudySM” (IQS) de J.D. Power 2014, se sabe que la mano de obra mexicana se ubica entre las mejores 15 a nivel mundial comparada entre 144 plantas armadoras automotrices en el mundo.
En contraste, resulta inexplicable que el 84.3 por ciento de la población se encuentre en pobreza por la baja en el poder adquisitivo de los salarios, los índices de desempleo y subempleo, tal como lo revela Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México, según el estudio Evolución de la pobreza y la estratificación social en México 2012-2014.
Conforme a cifras oficiales: en 2009 (los datos más recientes que se pueden consultar) el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) registró 800 mil empresas, en tanto que la Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro reportan 2.6 millones de usuarios no domésticos y la Encuesta Nacional de Micronegocios de INEGI identifica 4.2 millones de unidades productivas.
A todas luces todo lo anterior resulta insuficiente para sostener a los 117 de mexicanos que somos.
¿Qué pasa con los mexicanos que no son capaces de cultivar lo que comen o de siquiera vender las banderitas del 15 de septiembre y tuvieron que esperar a que los chinos las trajeran para poderlas comprar?
Si pensamos en agricultura, muchas tierras están abandonadas; si pensamos en comercios: la mayoría de las firmas son de capital extranjero; si volteamos a ver a la industria manufacturera se trata de armadoras extranjeras y maquiladoras asentadas aquí; no producimos maquinaria, ni computadoras, ni software; compramos al extranjero la mayoría de los productos que consumimos; peor aún: no estamos innovando.
¿Será que aún no hemos superado la Conquista?
Con las Leyes de Indias, la corona española dictó normas para la Nueva España y sus demás colonias: obstaculizó el régimen de propiedad, agricultura, minería, ganadería, industria, trabajo y comercio. No más.
Despojó a los indígenas de sus tierras, para crear latifundios que dejó en manos no productivas como las encomiendas o la iglesia. Prohibió cultivos, no se permitió la fabricación de vinos, sedas, orfebrería .
Privilegió a los talleres de artesanos españoles, bajo la prohibición de aceptar a negros, indios y mulatos. Si los indígenas habrían algún obraje –así se les conoció a las primeras fábricas- sólo se aplicaban técnicas industriales rudimentarias, además de que carecieron de capitales.
Otras áreas productivas eran exclusividad del gobierno, conocidos como estancos, para la producción de tabaco, pólvora, naipes, sal, mercurio. Y la minería, la actividad más importante de la Nueva España, contaba con la mano de obra de los esclavos a los que no se les pagaban ningún sueldo, en tanto que las Ordenanzas de Minería protegían a los españoles.
Los mexicanos tenemos que ser capaces de reconocernos en ese contraste a nosotros mismos. La capacidad y el talento ya lo tenemos, ahora hay que ir por el conocimiento técnico, poner a trabajar ingenio e imaginación, conocer las oportunidades que tenemos por aquello que la gente busca para satisfacer sus necesidades y no existe… luego, dedicar cada día 8 horas para triunfar.
Mireya Ramírez Martínez es directora de comunicación del programa 8hxtriunfar que se transmite a través de sabersinfin.com Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo 2012.
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