CONTRA LA JUSTICIA POR PROPIA MANO
Por Juan José Chalico Ruiz
No todo sujeto violento tiene necesariamente un perfil criminal, pero actuando en grupo puede convertirse en homicida en segundos.
En 1810, peones y campesinos, gente inculta pero patriota, buena y devota decidieron seguir a Miguel Hidalgo. Tras incendiar una de las puertas, entraron a la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, la turba enardecida que de manera innecesaria y absurda ya, apuñaló y degolló a civiles peninsulares, criollos y notables que, indefensos, se habían refugiado en el edificio, sin que Hidalgo hubiera podido impedirlo.
Cuando surgen los brotes de infecciones así, los gobiernos deben encender la alarma roja y trabajar profundizando en una formación cívica y pacifista, así como fortalecer la educación, el deporte y la cultura en general que resultan la mejor vacuna contra la violencia.
En Puebla ya está encendida la alarma roja, pues está resurgiendo la justicia por propia mano. De agosto pasado a la fecha, se han ejecutado ya dos linchamientos, uno cerca de la capital poblana y otro en el municipio de Ajalpan, así como nueve tentativas en este año.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ya lo ha señalado: existe una “fragilidad del estado de derecho”, debido a la insuficiencia de acciones preventivas renovadas y la deficiente actuación de las fuerzas del orden.
Todavía se tiene presente la agresividad que hace años condujo al linchamiento de jóvenes montañistas en San Miguel Canoa, Puebla, crimen perpetrado por una muchedumbre del lugar, por la simple apreciación fanática del líder y la insensatez de la comunidad, influenciados por el entorno de lo que ocurría en el país como fueron las movilizaciones estudiantes por cambios sociales y políticos, así como el macartismo anticomunista de los 50, que se retomó en México a partir de 1968 hasta 1975.
El ser humano en grupo se transforma fácilmente en “hombre masa”: tiende a descontrolarse rápidamente en su comportamiento de manera extremadamente violenta y cruel, respecto a cómo se conduciría normalmente si no formase parte del grupo en que actúa.
Ser violento se forma a partir de medio familiar, vecinal y comunitario, así como por las publicaciones, el cine, el Internet y la televisión con películas y programas violentos, donde se destacan “hazañas” delincuenciales, policiacas o de supervengadores.
Entre los ejemplos del comportamiento del “hombre masa” en las sociedades de nuestros días, sobresalen el llamado bullyng escolar, las turbas en los estadios de futbol, el descontrol en marchas y plantones, las detenciones de autoridades por las comunidades inconformes, las ejecuciones por propia mano y hasta los actos terroristas internacionales.
Detrás de estos eventos de barbarie, están presentes una o varias obsesiones o fanatismos de tipo étnico, político, religioso, moralista, deportivo, nacionalista, regionalista, también la venganza o los resentimientos históricos.
De ahí que abatir la justicia por propia mano, constituye una tarea de gobernabilidad de todos los estados, y es una de las demandas permanentes los gobernados.
Ortega y Gasset, José (1929), en “La rebelión de las masas” ya advertía de la sinrazón del “hombre masa”, con toda su vulgaridad, su tendencia a reaccionar violentamente y su carácter incivilizado. por su parte Freud (1929) en “El malestar en la cultura” abordó el tema de la miseria psicológica de las masas que facilita el seguimiento ciego de un líder para dar rienda suelta a su espíritu destructivo y deshumanizado reprimido, que llega a crímenes con saña incomprensible.
Juan José Chalico Ruiz, abogado posgraduado, conferencista, excolaborador del Sol de León, Gto. juanjo0706@hotmail.com
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