VIOLENCIA vs VIOLENCIA, NO AYUDA PARA LA PAZ.
Detrás de los nacionalismos exacerbados o de los fanatismos religiosos, existe ya un “coctel bélico” bastante peligroso para la paz mundial, que apunta principalmente a las posesiones regionales históricas del otrora Imperio Otomano.
En este rio revuelto, varias potencias a nivel mundial, ambicionan el control directo o indirecto del gran desierto que tiene bajo su suelo casi la tercera parte de todo el petróleo y gas del mundo y de muy alta calidad, que hace que los países árabes tengan importantes ingresos y controlen los precios universales de estos energéticos, estratégicos para la economía de cada país y del mundo, así como en lo militar.
Adicionalmente, en el ámbito interno de Siria, se ubica la lucha por el poder político, donde radicales (ISIS) y otros grupos menos extremosos, luchan cada uno por su parte, por la salida de Bashar Al Assad, Presidente Sirio e instalar un Estado Islámico con su nuevo califato.
Todo ello aunado al odio, la ambición, la intolerancia y la violencia, pueden conducir al mundo a una regresión de proporciones lamentables.
Cuando al científico Albert Einstein -tras las muertes y desastres ocurridos por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, en Japón- le preguntaron cómo sería una tercera guerra mundial; sereno respondió: "No se cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas", en referencia a las muertes y la destrucción que puede producirse.
Suman ya cuatro años de misiles y bombas en Siria, son centenares los muertos.
Miles de personas pacíficas huyendo de su país en guerra y ahora en un nuevo escenario de lo que parecía impensable desde el ataque a las torres gemelas de Nueva York en 2001: nuevos atentados suicidas en el mismo centro de Paris, Francia y amenazas intimidatorias hacia otros países.
¿Será ésta una llama que pudiera incendiar el pajar, como se anotaba en el famoso libro rojo chino, en los años 70?
Los hechos sangrientos de Paris, Francia y los consecuentes decretos del Presidente Francés Francois Hollande, indudablemente representan dos enormes sacudidas que alertan al mundo occidental.
La más dolorosa de las dos es la pérdida de vidas humanas civiles, acompañada del desafío hacia los aliados que estén en contra del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés); principalmente Francia, Estados Unidos y Rusia.
La segunda sacudida, consistió en infundir temor a la población mediante la barbarie exhibida contra la población civil, y lo lograron: los férreos defensores de las libertades, la igualdad y la fraternidad, los ciudadanos franceses, en un 85% están a favor de limitar sus derechos fundamentales por tres meses, al menos, para la atención de la emergencia actual,
El País Galo ha sido un emblema histórico de los derechos humanos, desde su Revolución y la fundación de su República, por ello, la suspensión de derechos fundamentales constituye un acto insólito desde la segunda guerra mundial.
Sin embargo, esto nos habla del reconocimiento oficial al crecimiento de la espiral de la violencia internacional y la inestabilidad que generó al interior de Francia.
Muy lamentablemente la guerra anunciada contra el exterminio de la violencia de los extremistas, no asegura una paz duradera, sino en todo caso un sometimiento temporal al imperio de la fuerza, que deja vivo el odio.
En su mayoría, los medios de comunicación, han omitido comentar las causas de fondo y las posibles consecuencias geopolíticas de la fatídica noche del pasado viernes 13 de noviembre, así como sobre los altos costos humanos y económicos del conflicto en toda su dimensión.
En efecto, poco se habla sobre los muertos y heridos del conflicto reabierto por ISIS y sus ultra radicales, en Irak y Siria; ni del “viacrucis” que desde hace cuatro años están viviendo las familias de refugiados civiles, sobre todo sirios que al no ser ya recibidos en países cercanos por sobresaturación, ahora intentan llegar a Europa en embarcaciones improvisadas y sobreocupadas.
Parejas, mujeres con niños y adultos mayores, llegan huyendo de la muerte que como daño colateral se genera por cientos. Ahora se prevé que les van a limitar aún más el acceso como refugiados.
Adicionalmente, los migrantes de Siria son hoy sujetos de nuevos odios xenofóbicos además los que derivan de sus costumbres y su religión.
El Presidente Ruso Vladimir Putin dejó ver claro las alianzas “veladas” para los bandos en pugna, en sus declaraciones a medios durante la reunión reciente del Grupo G 20, en Turquía, donde, enfático, señaló que varios países dan apoyo financiero a ISIS; inclusive algunos representados en la mesa del grupo G-20.
Desde luego, cada bando llegará hasta donde pueda con sus aliados. Veremos que se logra en la ONU, urge para la tranquilidad del mundo. No es sencillo.
Juan José Chalico Ruiz, abogado posgraduado, conferencista, excolumnista del Sol de León, Gto.; juanjo0706@hotmail.com
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