domingo, 2 de agosto de 2015

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

La Generación Z, un reto para la sociedad.
Salvador Calva Morales
¿Cómo se transforma la sociedad? ¿Estamos preparados todos para entender cómo caminar y encaminar las decisiones sociales construyendo la sociedad que queremos? ¿La generación conoce su propia psicología, sus alcances y deficiencias? ¿Habrá un trabajo individual para nivelar lo anterior?
Estas son algunas interrogantes que me surgen al leer el último informe Gen Z Global Workplace Expectations Study de la consultora Millennial Branding, especializada en estudios generacionales, la cual nos habla del clima laboral ante la irrupción de la  generación Z: jóvenes nacidos entre 1995 y 2010.
A esta generación se les conoce como los humanos digitales. No buscan altos ingresos a ultranza, pero sí les ocupa lograr un impacto personal con su trabajo. Quieren aprender de varias áreas. Su aspiración es cumplir sueños personales.
Se espera que haya un choque cultural con sus padres y empleadores, que no tienen su flexibilidad, funcionalidad y sentido de la equidad. Ya que son líderes mucho más estructurados que otras generaciones anteriores, pueden ser adultos responsables y con alto valor social.
Sus compras y trabajos son a través de dispositivos tecnológicos. Sus relaciones son a través de redes sociales digitales. Los riesgos que enfrentan son: la difamación, imprecisiones y distorsión del mundo a través del Internet, en el que confían ciegamente.
La Generación Z está dispuesta a aprender por sí mismos, abiertos al intercambio cultural, social y tecnológico entre países. Tienen mayor control de sus vidas también a través de la tecnología. Pero se han vuelto impacientes y evitan el esfuerzo físico, pues todo pretender arreglarlo apretando un botón.
Echar una mirada atrás subraya las diferencias con las generaciones que les antecedieron:
A la Generación Silenciosa, nacidos entre 1920 y 1940, le impactó la crisis económica de 1929 y la Primera Guerra Mundial. Crecieron entre instituciones fuertes que ejercen un férreo control sobre su vida como la familia, la escuela, la iglesia. En consecuencia no hacen  elecciones ni aceptan  riesgos personales. La mujer fue devaluada y el hombre sobrevalorado.
Luego siguieron los Baby Boomers (1945-1955), quienes iniciaron con la búsqueda de mayores ingresos, construyendo su libertad económica a partir de la creación de sus propias empresas. Al aumentar las expectativas de vida, tuvieron que cuidar a los padres y a los nietos.
La Generación X (1960-1980) creció después de la Segunda Guerra Mundial, se les llamó la generación de los escépticos o desconfiados. Hacen uso de la computadora, pero conservan  el hábito de la investigación personal. Prefieren marcadamente los amigos reales a las amistades virtuales.
La siguiente fue la generación Y o Millennials, (1980-1994), poseen una  personalidad crítica, tienen  preponderancia en la cultura, vieron a sus padres trabajar fuertemente para darles todas las comodidades, crecieron con la filosofía de disfrutar la vida al máximo. Ellos mismos son su propia prioridad en la vida. Saben trabajar en equipo.
Las mujeres de esta generación se perciben a sí mismas iguales a los hombre. Poseen pensamiento estratégico. Hacen una constante búsqueda de desafíos, se apoyan en la comunidad. Hacen amplio uso de la mercadotecnia y la comunicación. Consideran que todos deben ser respetados y tener una opinión propia.
Las luchas generacionales tienen que quedar atrás. Todos somos necesarios, formamos parte del mismo escenario que es el mundo. La pregunta es ¿cómo combinamos nuestras habilidades para hacer de este un mundo mejor?
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.



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