lunes, 31 de agosto de 2015

Inteligencia de Mercados.

Cómo aprenden hoy los mexicanos desde el Internet.
Cristina Ortiz de Montellano
Aunque ahora pueda hacerse un uso intensivo de computadoras e Internet  y  acortar la distancia al conocimiento a través de la tecnología digital, o exista un enorme volumen de información disponible, y se puedan seleccionar los temas de mayor interés personal para facilitar el autoaprendizaje, los mexicanos no estamos preparados para aprovecharlo.
Es claro que utilizamos el Internet para curiosear por ahí, aprendiendo mil cositas, socializando y hasta chismear, pero no somos capaces de diseñar un programa de auto-aprendizaje que nos lleve a ser más productivos por nosotros mismos utilizando todo lo que hay en la red. ¿No dicen que la información es poder? Pero la pólvora en manos inexperta no arde.
Los elementos base de un auto-aprendizaje en línea y hacia la productividad comienzan por una meta clara, una habilidad o competencia a desarrollar acompañada de un área de aplicación específica. ¿Qué hacemos con todo lo que supuestamente aprendemos en Internet? Parece que casi nada.
Así lo revela el estudio que realicé recientemente como parte de mi formación en la Maestría en Educación, quien realizó un diagnóstico en una muestra de 96 personas,  mediante un formulario en línea, donde se respondió acerca del aprovechamiento que los mexicanos hacemos de las herramientas que proporciona el Internet para el auto-aprendizaje en la Web.
Hoy los jóvenes no han agotado los recursos de la tecnología para generar una ruta crítica de máximo aprovechamiento de los conocimientos disponibles en línea, ni hacer de éste un conocimiento significativo.
Los paradigmas educativos establecen  que no basta con adquirir conocimientos, sino que estos tienen que ser significativos, para que puedan ser transformados en acciones concretas que permitan el trabajo productivo o la generación de nuevos enfoques.
Para generar con el e-aprendizaje, un conocimiento significativo se requieren de tres componentes establecidos en el  modelo de Personal Learning Environment Web 3.0: un área está denominada como leer/acceder, la otra es hacer/reflexionar y la última se enfoca a compartir.
Por ello, en el estudio realizado por Ortiz de Montellano  las respuestas se clasificaron conforme a tres grupos de población de acuerdo con su último grado de estudios: bachillerato, universidad y posgrado, y así se presentan en este artículo.
Los bachilleres no consultan wikis, no siguen listas de RSS, no acceden con frecuencia a tutoriales de video o podcast y no visitan sitios académicos, en consecuencia no acceden al conocimiento. Además no identifican y resuelven problemas utilizando la web, ni crean contenidos de ningún tipo, ni tampoco sistematizan la organización de su información, ni relacionan lo que aprenden con valor a su trabajo, por lo que tienen ausencia de hacer/ reflexionar. Tampoco comparten el aprendizaje que adquieren, no asisten a Congresos o Reuniones, no son conscientes de la autogestión de su aprendizaje ni la importancia de contar con una red personal de aprendizaje. El uso de las redes es más con enfoque de socialización, es decir hay ausencias en el campo compartir.
En los universitarios los resultados son muy parecidos a los anteriores. La diferencia estriba en que  aprovechan más el Internet para  saber buscar, clasificar, ordenar y verificar información, saber procedimientos o técnicas para hacer algo o aprender un idioma, identificar y resolver problemas en su trabajo y utilizar mejor maquinaria o equipo, sintetizar datos y trabajar en grupo. En algunos casos  crea algunos contenidos que comparte en la web. Tiene poca participación en discusiones académicas.
El tercer grupo, formado por personas que estudiaron algún posgrado, revelaron buscar temas de cultura general, noticias, información general, temas de negocios o empresariales, tienen habilidad para comunicarse y relacionarse, buscan, clasifican y verifican información, no obstante asisten poco a conferencias y no utilizan RSS, existe una mediana participación en la creación de blogs, videos o audios académicos. Comienza a ver la red como una red de aprendizaje pero no la expande, escaza participación en foros de discusión, no debate sobre su proceso de aprendizaje en línea y de la creación de su red personal de aprendizaje como un quehacer académico auto-formativo.

Cristina Ortiz de Montellano Nolasco es directora general  de www. editorial905.org, especialista en desarrollo de programas de formación en línea e investigación y desarrollo de mercados cortiz91@gmail.com
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