lunes, 17 de agosto de 2015

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

Matemáticas por el juego.
Salvador Calva Morales
Gran admiración me causa cómo en dos segundos, Christa Calva Alatorre, de nueve años de edad, y Gerardo Temoltzin Muñoz, de 7 años, dan una respuesta correcta a una operación aritmética mental, que combina sumas y restas, y en el caso de Christa, multiplicaciones de hasta 3 dígitos, cosa que a un adulto –invariablemente le llevaría al uso de una calculadora, es fantástico verlos hacer estas operaciones.
Ellos son campeones de cálculo mental matemático en Manila, Filipinas, donde compitieron 450 niños de distintas nacionalidades, incluidos los japoneses, expertos en el uso del ábaco que utilizan para este tipo de operaciones complejas desde el siglo XVI.
Podríamos preguntarnos: ¿Por qué sólo un puñado de niños pueden tener acceso a este conocimiento y no todos los niños de México?
Y retomando el hilo conductivo de estos artículos periodísticos sobre la educación, bien podríamos decir que he ahí una muestra de lo que debe ser una verdadera reforma educativa, ojo mis queridos expertos y calificadas autoridades de las Secretaría de Educación Pública nacional. 
El aprendizaje de la aritmética a través de juegos, la estimulación del cerebro (como un músculo más del cuerpo), lleva al uso de los dos hemisferios del cerebro: el lógico y el creativo, y con ello podríamos pasar del conocimiento abstracto a la imaginación, potencializando la memoria visual, la capacidad de resolución de problemas que a futuro serán más asertivos en sus vidas además de hacerlos  seres humanos plenos.
Para nadie es un secreto el que muchos gobiernos en el mundo, particularmente aquellos que han constituido regímenes militares, rechazan el aprendizaje de las matemáticas “para que el pueblo no tenga capacidad estratégica”.
Sin embargo, a la luz de los hechos sólo con mirar al pueblo japonés podremos saber todo el potencial que una enseñanza de este tipo encierra para tener seres humanos, además de disciplinados,  cuya capacidad creativa los enriquece en más de un sentido, y con ello a la propia nación.
Basta ya de imaginaciones catastróficas, hoy, como nunca antes, los ciudadanos demandan de sus gobiernos el impulso necesario para transformar sus vidas. 
Así que, señor secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, los mexicanos le agradeceremos que en la agenda educativa del país pudiera incluirse el aprendizaje por el juego y el sorobán (ábaco japonés), para que los alumnos mejoren su capacidad de aprendizaje en todas las materias y tengamos una verdadera educación que desarrolle ciudadanos competitivos.
Porque, de acuerdo con los resultados de la Prueba Enlace 2014 que aplicó la Secretaría de Educación Pública, por mencionar  las calificaciones obtenidas por los alumnos de bachillerato –conste que no dije educación básica- en el desempeño matemático, el 26.6% obtuvo calificación de insuficiente, el 34.1% de manejo elemental, hasta ahí va el 60% de la población evaluada, sólo un 20% logró calificación de bueno y el 19% de excelente.
Como ya lo dije hace unos días: los logros de Christa y Gerardo son un aliciente en un mundo agobiado por noticias llenas de terror y de violencia. El miedo no nos debe paralizar, debemos continuar contra viento y marea. Las nuevas generaciones nos lo demandan. 
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.



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