lunes, 3 de agosto de 2020

Automedicarse contra COVID-19 puede ocasionar trastornos hematológicos, cardiovasculares o renales.
      · Todo tratamiento debe estar prescrito por un médico, por lo que se deben evitar los consejos de familiares y de las redes sociales
 No existe un tratamiento específico que haya demostrado ser eficaz contra el virus SARS-CoV-2 causante de COVID-19, por lo que es indispensable evitar la automedicación, ya que pueden generarse reacciones adversas que ocasionarían desde náuseas, vómito y diarrea, hasta trastornos hematológicos, cardiovasculares o renales, señaló el maestro en Ciencias, José Morán Domínguez, Coordinador del Centro de Información de Medicamentos (CIM) de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP.
El especialista comentó que la pandemia actual generada por COVID-19 ha ocasionado muchos cambios en el comportamiento humano, y uno de ellos es el miedo a enfermar o contagiar a sus seres queridos, lo que predispone a buscar medidas de prevención adicional o tratamientos que pueden ser los equivocados.
“Automedicarse puede ser perjudicial porque algunos medicamentos interfieren o complican la situación clínica de los enfermos. Por ejemplo, se ha mencionado que la dexametasona puede tener beneficio en algunos pacientes, pero siempre y cuando se utilice en los hospitalizados y debidamente controlados. La dexametasona es un medicamento de tipo esteroideo que se ha asociado con el incremento de la glucosa en sangre, lo cual es un peligro adicional para los pacientes diabéticos”, enfatizó.
De igual manera, agregó, medicamentos como la hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina no han demostrado reducir la gravedad de los síntomas en pacientes ambulatorios con COVID-19, pero sí aumentan la posibilidad de reacciones adversas, principalmente de tipo cardiaco.
“Últimamente se ha propagado información referente a la utilización de remedios como dióxido de cloro, clorito de sodio, hipoclorito de sodio o derivados, los cuales, si se ingieren, pueden ocasionar irritación de boca, esófago y estómago, provocando náusea, vómito y diarrea, además de trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales”, añadió.
El maestro Morán Domínguez aseguró que los casos mencionados son ejemplos para reafirmar que todo tratamiento debe estar prescrito por un médico, por lo que se debe evitar la automedicación, muchas veces generada por indicación de familiares o conocidos, además de los consejos a través de redes sociales.
Lo más recomendable, indicó, es continuar con las medidas preventivas de higiene: lavarse las manos varias veces al día, según sea necesario, usar gel antibacterial, toser y estornudar en el lado interior del codo, no tocarse la cara, usar cubrebocas y conservar una distancia adecuada. En caso de sospecha de COVID-19 acudir inmediatamente al médico y procurar el autoaislamiento para evitar la propagación de la enfermedad.
“No hay que generar compras de pánico de medicamentos que pueden ser necesarios para el tratamiento de otro tipo de enfermedad, porque podemos ocasionar un desabasto que perjudicará a los pacientes que los necesiten”, concluyó.
El Centro de Información de Medicamentos (CIM) y el Centro Institucional de Farmacovigilancia (CIFV), de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, ubicados en el área de la Salud, son organismos que buscan garantizar el uso seguro de los medicamentos y apoyar a la Organización Mundial de la Salud, fomentando el conocimiento de las reacciones adversas medicamentosas. Ambos centros brindan información sobre cualquier tema de medicamentos, sin costo alguno, a estudiantes, investigadores, profesionales de la salud, derechohabientes y público en general.


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