miércoles, 9 de mayo de 2018


Preocupa el creciente consumo de sustancias ilegales en adolescentes.
           Þ Es el grupo de mujeres que presenta un mayor crecimiento al registrar un aumento del 205 por ciento”.
            Þ Conlleva una carga de vergüenza y culpa, miedo al rechazo, represalias y violencia de la familia, falta de apoyo y riesgo de perder a la pareja y a los hijos.
           Þ Existe una seria carencia de oportunidades para su recuperación, faltan centros especializados.
           Þ En términos de alcoholismo, de 2011 a 2016 aumentó 60 por ciento.
Þ Las instituciones de salud deben proveer los servicios igual que se ofrecen a hombres: de manera gratuita y sin discriminación
La presidenta de la Comisión Especial de Salud Mental y Drogas, diputada María García Pérez (PAN), afirmó que el tema de las adicciones femeninas es de vital importancia en el campo de la salud pública y representa uno de los desafíos más importantes para la sociedad.
Durante el Foro “Mujeres hablando de adicciones en mujeres” destacó lo preocupante del creciente consumo de sustancias ilegales en adolescentes, que se duplicó al pasar de 2.9 por ciento en 2011, a 6.2 en 2016, “pero es el grupo de mujeres que presenta un mayor crecimiento al registrar un aumento del 205 por ciento”.
Señaló que el uso de sustancias adictivas tiene especial complejidad entre este sector poblacional, pues conlleva una carga de vergüenza y culpa, miedo al rechazo, represalias y violencia de la familia, falta de apoyo y riesgo de perder a la pareja y a los hijos.
Añadió que existen obstáculos para el tratamiento y rehabilitación, como estigmatización, problemas económicos, culturales, discriminación y rechazo social. “Existe una seria carencia de oportunidades para su recuperación, faltan centros especializados, horarios flexibles y programas terapéuticos adecuados a las necesidades de las usuarias, sobre todo si se trata de mujeres embarazadas o madres de familia”.
Llamó a reflexionar sobre la dimensión del problema, que es cada vez más frecuente, y la necesidad de contar con políticas públicas efectivas con enfoque de género.
Aseguró que la Cámara de Diputados es un espacio privilegiado para integrar las propuestas que representen alternativas efectivas de ayuda, motivo por el cual los planteamientos y propuestas de este foro quedarán registrados para impulsar iniciativas legislativas que apoyen estas necesidades.
Urgió a elaborar políticas claras orientadas a favorecer el acceso y la atención a grupos en desventaja como las menores en situación de calle, mujeres migrantes o en conflicto con la ley.
Agregó que las instituciones de salud deben proveer los servicios igual que se ofrecen a hombres: de manera gratuita y sin discriminación. Además, propuso que en las escuelas, en todos los grados, se apliquen programas preventivos y de fomento de la salud mental con enfoque de género.
La directora general técnica del Consejo Nacional contra las Adicciones, María José Martínez, afirmó que en los últimos años, el consumo de alcohol y otras drogas se ha incrementado principalmente en mujeres adultas y adolescentes, con prevalencias de consumo similares a las de los varones; 3.4 por ciento de los varones adolescentes consumen drogas ilegales, frente a un 2.3 mujeres en el mismo rango de edad.
En términos de alcoholismo, de 2011 a 2016 aumentó 60 por ciento; el incremento en el segmento femenino fue de 151 por ciento, al pasar de 4.1 a 10.3 por ciento; respecto a los adolescentes en general, el consumo de alcohol tuvo un crecimiento de 93 por ciento, en mujeres de este grupo, pasó de 2.2 por ciento en 2011, a 7.7 en 2016, es decir, 250 por ciento.
En cuanto a las drogas ilegales, el uso en la población de entre 12 y 65 años de edad aumentó 80 por ciento entre 2011 y 2016; de 1.5 por ciento se elevó a 2.7; en mujeres en este rango de edad creció el 175 por ciento. Entre adolescentes de entre 12-17 años, se incrementó 93 por ciento; en las jóvenes de este rango de edad aumentó 155 por ciento.
En el caso de las mujeres, por grupo etario consumen más las de 12 a 17 años que las de 18 a 30 años. En el caso de los hombres, es a la inversa.
Estas cifras “nos preocupan y ocupan porque el inicio en el consumo de drogas ilegales ocurre a edades cada vez más tempranas, promedio entre 12 y 13 años. Por ello, se deben diseñar políticas públicas que permitan contener y evitar que empiecen a usar estupefacientes en estas edades”.
Denunció que la mayoría de los programas de atención carecen de perspectiva de género y dijo que se trabaja para que tengan componentes específicos sensibles al género y a las necesidades de la consumidora. Además, estamos tardando mucho en identificar el problema, lo que evita un tratamiento oportuno; se presentan también problemas de salud mental que enmascaran la adicción y el personal de salud no lo detecta.
Consideró que la perspectiva de género es indispensable en todo programa preventivo y de rehabilitación, e hizo un llamado a que sociedad y gobierno trabajen juntos para brindar una recuperación digna y de calidad.
Los tratamientos se dirigen a población masculina. “Las mujeres con sus hijos, sus responsabilidades, requieren espacios infantiles o guardería mientras ellas toman la terapia y, al no haberlo, limita que se acerquen a pedir ayuda”.


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