Encuentro de las almas entre maestro y discípulos: Gabriela Mistral en Zacapoaxtla.
Salvador Calva Morales.
Corría el año de 1923. En México las Misiones Culturales se encargaban de la instrucción de los adultos, aún en contra de las intenciones de los caciques, a pesar del alto grado de alcoholismo que existía para adormecer el alma y olvidar la pobreza y la desolación.
Se trataba de combatir el analfabetismo crónico de la población rural, enseñarles cómo realizar el mejoramiento de sus hogares, novedosas técnicas agrícolas, algunas pequeñas industrias, pero también el acercamiento a la música y la literatura. Así lo había dispuesto el ministro de Educación Pública, José Vasconcelos.
…y así la maestra Lucila Godoy, conocida más por su quehacer como articulista y poeta bajo el seudónimo de Gabriela Mistral -obra que le valió el premio Nobel de Literatura-, llegó hasta la Sierra de Puebla, sí, a Zacapoaxtla, acompañada de su secretaria, la mexicana Palma Guillén, con quien compartió una profunda amistad que se prolongó por más de 25 años.
Valenzuela Fuenzalida, Álvaro (2002) “Gabriela Mistral y la reforma educacional de José Vasconcelos”. Reencuentro, núm. 34, pp. 9-27. México: UAM Xochimilco. Recuperable en http://www.redalyc.org/pdf/340/34003402.pdf nos habla de ello:
Palma Guillén y yo ensayamos en aquella aldea (Se refiere a Zacapoaxtla en la Sierra de Puebla) la lectura colectiva, la lectura como fiesta semanal en lugares abiertos o cerrados, según el tiempo y la lectura comenzada por el maestro y comentada por el pueblo. Digo que ensayábamos porque nadie hace cosa importante pasando. Quedar, durar, resistir y porfiar es la pedagogía entera. El fruto de semejante obra es una profunda transformación moral. Los frutos intelectuales de estas lecturas pueden haber sido buenos; pero los morales son los que cuentan más... lentamente se va produciendo un encuentro de almas en la que se van borrando los límites entre el maestro y discípulos, se ha anulado de maestro a masa, toda extranjería de clase social, de hombre urbano a hombre rural. O la masa ha metido a su mentor en sus entrañas o él ha llegado a las suyas y se enseñorea en ellas. Enseñanza en México (1923) VARGAS II, p. 97.
Mistral es poseedora del verdadero espíritu del maestro. Tal vez por eso sus libros, su prosa, sus gacetillas –como les llamaba ella a sus artículos-, sus poemas, sus pronunciamientos políticos y su didáctica son universales y vigentes.
En 1921, escribió su artículo “Pensamientos Pedagógicos”. Ahí sugiere “Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra […] La enseñanza de los niños es quizás la forma más alta de buscar a Dios”.
Mistral aboga por realizar la igualdad y la cultura dentro de la escuela, amenizar con anécdotas, hermosas palabras y la relación de cada conocimiento con la vida, corregir sin temor, pero dar reprimendas sin deprimir ni envenenar el alma. Y, finalmente, recomienda: leer para renovarse espiritualmente y ser mejor maestro.
Sin lugar a dudas el amor de Gabriel Mistral modificó vidas para siempre, ¿no lo cree así amigo lector?
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.
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