lunes, 26 de octubre de 2015

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

Sin investigación no hay desarrollo.
Salvador Calva Morales
“La pobreza está relacionada con la falta de curiosidad y experimentación”, dice el investigador y catedrático David de la Oliva Granizo, durante la entrevista que hace poco le hice para mi programa de radio; definitivamente, coincido con su punto de vista.
Tendríamos que echar una mirada atrás para comprobar que la ciencia se ha expandido en función del sistema capitalista, a partir de la Primera Revolución Industrial, y esa carrera no ha parado hasta el momento. Dialogo con David en el sentido de que el desarrollo de la ciencia se ha vuelto exponencial a partir de las tecnologías de la información, y eso trastocará en unos cuantos años todo lo conocido.
Unos pocos países se han inclinado por iniciar a sus jóvenes en las ciencias, para que sean creativos y críticos de los modelos ya determinados. Eso también repercute en el modelo político, los gobernantes corren el riesgo y hacen los ajustes necesarios para continuar el desarrollo. Son países progresistas, del primer mundo.
En cambio, en  México  creemos fielmente que el progreso radica no en generar ciencia, sino en utilizar la tecnología que otras naciones desecharon hace 6 meses o 10 años. Consumir medicamentos o aparatos cuyas normas de calidad impiden ser usados en los sitios donde fueron fabricados ¡Y estamos encantados por ello!
Nuestro subdesarrollo proviene de nuestro conformismo. Nos conformamos en seguir los dictados de las naciones poderosas. Nos conformamos por comodidad, que no por falta de capacidad, esa la tenemos de sobra y la veo todos los días en mis estudiantes.
Gobiernos van y gobiernos vienen y no hay apoyo real ni valoración para  los investigadores, no permitimos que los alumnos de primaria, de secundaria, de bachillerato, de universidad y de posgrado apliquen metodologías cuantitativas, cualitativas, evaluativas…
No resolvemos nuestros problemas sociales con técnicas de investigación participativa o la etnografía. Estamos ocupados en medrar aplicando criterios personalistas y no técnicos al construir las obras de desarrollo urbano, por ejemplo.
Gobernantes y gobernados padecemos de miopía. Los mexicanos pareciera que no vemos el futuro de unos pocos años más adelante, ese que ya nos alcanzó.
Viviremos en esclavitud, pues nuestro atraso científico, por falta de investigación propia y la valoración de nuestros hombres de ciencia  y la  aplicación de sus hallazgos para beneficio de la industria, harán más grande la brecha que nos separa de las naciones desarrolladas.
Sin necesidad de sacar bola de cristal puedo adivinar el futuro inmediato: grandes capitales instalarán sus laboratorios en México, nuestros científicos continuarán mal pagados, sus hallazgos serán patentes alemanas, japonesas, chinas, rusas….
Y el resto de los mexicanos nos mantendremos incrementando el número de pobres cada día, pues no pueden tomar para su beneficio esos conocimientos y desarrollar empresas que les permitan generar riqueza de nuestros recursos biológicos, técnicos, científicos.
¡Que tristeza! ¿Por qué le tenemos tanto miedo a crecer?
Hoy todos tenemos que asumir nuestra profesión como verdaderos profesionales, como investigadores, para poder sumar a la ciencia nuevos conocimientos y hacer posible el desarrollo, para que México tenga futuro mañana y deje de reproducir su lastimoso pasado de sometimiento.
Tengo la esperanza en qué los jóvenes no caerán en el círculo vicioso de la fatalidad ¿Contamos contigo para cambiar las cosas?
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.


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