lunes, 12 de octubre de 2015

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

De Puebla a Silicon Valley  no hay más que un paso.

Salvador Calva Morales
De Puebla a Silicon Valley  no hay más que un paso: apoyar con capital de riesgo a las industrias emergentes.
Hoy en día Silicon Valley concentra un tercio de la inversión que puede existir en Estados Unidos de Norteamérica. Eso se debe a los numerosos fabricantes de chips de silicio, semiconductores y las computadoras que ahí se asientan, así como a las empresas emergentes (start up) y negocios de alta  tecnología que ya forman parte del paisaje.
Entorno que a su vez subyuga e inspira a la innovación: gastronomía abundante a través cientos de restaurantes de distinta nacionalidad, atractivos turísticos, un puñado de universidades: la Universidad de Berkeley, Universidad Estatal de San José,  Universidad de Santa Clara, Universidad de Stanford, San José City College - Universidad "Comunitaria", sede de más de 30 instituciones financieras, por lo que se le considera también un importante centro financiero y bancario.
Pero no sólo  Silicon Valley es un gran centro de investigaciones en tecnología y cibernética, en la región San Francisco se ha posicionado como un centro de investigación de biotecnología y biomedicina, existe una subsede del Instituto de California para la Medicina Regenerativa, el cual es un organismo público que financia los programas de investigación con células madre.
Todo esto y muchísimo más hacen de  San Francisco la decimoctava ciudad del mundo por PIB en 2008 y la novena de los Estados Unidos.
El “milagro” de San Francisco pareciera surgir de la nada, pero no es así, Terman, profesor de la Universidad de Stanford, estableció un programa para incentivar a los estudiantes graduados a quedarse allí ¿cómo hacerlo? El profesor Terman logró proveer de  capital de riesgo a los graduados para que empezaran a crear con sus recién adquiridos conocimientos aquello que no existía.
De esta manera  William Hewlett y David Packard, formaron la empresa Hewlett-Packard, la cual se convertiría en una de las primeras firmas tecnológicas que no estaban directamente relacionadas con la NASA o la Marina estadounidense.
Muchas otras empresas auxiliares se han desarrollado, por ejemplo aquellas de mercadotecnia, administración. San Francisco se ha convertido en un imán de residentes y trabajadores cultos quienes gozan de altos ingresos, riqueza que se ve compartida con los negocios de la ciudad.
Pudiera sonar a risa, sin embargo, Puebla comparte varias de estas características, guardadas las debidas proporciones: es la cuarta ciudad de México, su desarrollo turístico va en aumento, y es, después del Distrito Federal, el sitio de más alta concentración de instituciones de educación superior. ¿Qué nos falta? El capital de riesgo que permita a nuestros jóvenes ensayar sus conocimientos para inventar lo que todavía no existe.
Por eso estoy convencido que de Puebla a Sillicon Valley no tenemos  sino que dar el paso de apoyar a los jóvenes con capital de riesgo y así acercar a las empresas e inversionistas a la posibilidad de crecer junto con el capital intelectual que ya se tiene.
Detrás tiene que apoyarse además con trabajo tesonero,  integridad, valor, servicio… no se trata sólo de reinventar la empresa, sino de reinventarnos como mexicanos. Te lo aseguro.
 Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.


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