Un ave rapaz es difícil que sobreviva sin una extremidad. Al cabo de cierto tiempo termina postrada, con problemas de postura, articulares y hasta con deformaciones en los huesos, por el exceso de peso en un solo miembro. Para darle una segunda oportunidad de vida, Andrés Estay Stange y Álvaro Oidor Méndez, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas y jefe del Área Médica del Hospital Veterinario para Pequeñas Especies de la BUAP, respectivamente, desarrollaron una prótesis ligera, funcional y a un costo accesible.
El origen de esta idea surgió por la atención de aves rapaces en la Unidad de Manejo Ambiental para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) “Konkon”, la cual es dirigida por el doctor Estay. Estos ejemplares tenían fracturas y lesiones que ocasionaron la amputación de uno de sus miembros.
En el mercado existen prótesis de metal, por ejemplo de titanio, su inconveniente es que van fijadas directamente al hueso, lo cual implica un proceso quirúrgico. En caso de rechazo, retirarlas provocaría un riesgo alto para el ave y perder más superficie de contacto de la pata lastimada.
Por ello, los investigadores optaron por desarrollar una más ligera y adaptada a las necesidades del ejemplar en cuestión, así como a sus procesos fisiológicos, con el fin de evitar futuros riesgos e infecciones. Fue así que decidieron elaborar una impresa en 3D, la cual consta de socket, poste y base (pie).
Tras tomar medidas del muñón obtuvieron un molde; diseñaron modelos en computadora y a partir de ellos imprimieron el dispositivo con una impresora 3D, en la cual combinaron dos tipos de plásticos (rígido y flexible). La prótesis tiene un costo estimado de 2.5 pesos en cuanto a materiales y un peso de un gramo.
Otra de sus características es que se amolda al muñón sin causar lesiones. El socket permite fijar el sistema contra la extremidad y este se aprieta con unos pequeños alambres recubiertos de plástico. Por lo tanto, su colocación es sencilla.
Los investigadores la probaron en dos cernícalos americanos y una lechuza de campanario. En estas aves observaron que la incorporaron como parte de su organismo, utilizándolo incluso para comer. Esta tecnología la probarán también en un búho café y en un caracara.
Por su relevancia, esta investigación ya cuenta con solitud de registro de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, bajo el nombre “Prótesis para ave con amputación de tarsometatarso en tercio distal”.
Una pieza hecha a la medida
A través de la UMA se atienden aves traumatizadas. Una vez en el hospital veterinario, se valora la especie y la funcionalidad de sus miembros, comentó Oidor Méndez. “Tratamos de rescatar al paciente y, en ocasiones, eso implica un proceso quirúrgico. No todos están en condiciones para ello, entonces estabilizarlos involucra un alto nivel de estrés”.
Realizada la amputación, agregó, el muñón puede cambiar de forma por diferentes factores, entre estos por el contacto con la prótesis y el aumento de peso del ave. Esta situación provocaría el cambio del dispositivo, que si fuera fijo sería complicado.
Cuando se hacen con otros materiales hay que obtener un molde de ese muñón. En el caso de un cernícalo americano, en el periodo de pruebas se realizaron 18 diseños; ese número de moldes hubiera implicado un costo elevado, indicó Estay Stange.
En cambio, la prótesis propuesta por los académicos de la BUAP embona perfectamente en el muñón para no generar más daño y esta sección de la pata empieza a amoldarse a la forma del socket.
Restaurar el equilibrio
Al quitar una pata se altera el eje corporal del ave, situación que atrofia la otra extremidad y el resto del cuerpo. “El peso que carga cuando no tienen un miembro se compensa cambiando de posición la otra pata, por lo que a la larga tendrá otros problemas”, explicó Álvaro Oidor Méndez.
Andrés Estay Stange, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, expuso que los animales atendidos presentaron alterado el eje corporal entre 6.7 y 21 grados. En el caso de un cernícalo americano, este tenía la extremidad inclinada hacia el centro del cuerpo para compensar esa pérdida; es decir, la pata cruzaba por el frente para pararse, mientras la otra estaba recogida.
Una vez colocada la prótesis, “se observó la disminución del ángulo de inclinación, por lo que se recuperó el eje corporal y la postura normal de la extremidad sin forzar el miembro”, detalló el académico.
Con este desarrollo, no solo se proporciona un punto de apoyo funcional para el ave, sino que se le brinda una segunda oportunidad de vida. No podrán liberarse, pero servirán como pies de crías. Así las oportunidades de aporte ecológico se multiplican.
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