Ciclos bondadosos para protegernos los unos a los otros.
“La bondad puede más que la perversidad”.
Abel Pérez Rojas
Aunque usted no lo crea, en pequeñas acciones podemos ver que la bondad se impone a lo que pareciera imposible: resguardarnos los unos a los otros; por eso, la bondad puede ser una alternativa frente a los embates delictivos que aquejan a México.
Ante los crecientes índices de delincuencia y corrupción de todo tipo y los nubarrones grises que se ven en el firmamento económico de nuestro país, pareciera ser que no hay escapatoria porque estamos condenados a ser víctimas -tarde o temprano- de esa ola de violencia que vemos venir como una gran avalancha.
¿Cómo podemos evitar la gran inercia que nos convierta en una estadística más? ¿Es posible que los pequeños actos de bondad nos permitan guarecernos de quiénes quieren dañarnos?
Pienso y me pregunto todo lo anterior después de que el pasado sábado, casi al mediodía, Cecilia Cordero, activista de los derechos sexuales de la comunidad LGBT y compañera productora del programa de radio Inteligencia Sexual (martes 17:00 horas Sabersinfin.com) fue asaltada y afortunadamente logró escapar de lo que se convirtió en un secuestro frustrado. Todo esto en una zona popular sumamente transitada de Puebla, considerada una de las ciudades más seguras de México.
Cecilia me narra en su testimonio que para nada sospechó de una mujer que vio venir hacia ella, pero que cerca de uno de sus flancos la tomó del brazo y la coaccionó con una navaja; en unos cuantos minutos se encontraba en lo que le pareció una vecindad y dos mujeres la ataban a una silla. Por fortuna después de forcejear con una de ellas, logró salir corriendo al patio, luego a la calle y recibir tremenda golpiza de una turba de cómplices, alguien le brindó apoyo y así escapó para contarlo.
Una mujer envalentonada armada con un palo le hizo frente a las agresoras y gracias a ella y a este acto de valor y de bondad, fue como podemos tener nuevamente con nosotros a la activista Cecilia Cordero.
Historias como la de Cecilia se registran por miles anualmente en nuestro país y en muchos casos con funestos resultados, pero no siempre hay alguien que pese a las condiciones adversas sale a arriesgar su integridad a favor de un desconocido.
La bondad puede detonar la empatía y ésta la solidaridad y la fraternidad, de tal manera que el auxilio hacia el otro, propicia situaciones de correspondencia y en la medida que nosotros cuidamos de los otros, ellos cuiden de uno. Generamos ciclos bondadosos.
Por casos como el anterior son oportunas iniciativas como las de mi amigo el doctor Salvador Calva Morales, rector de la Universidad Mesoamericana, quien en cualquier foro conmina a que por lo menos realicemos, sin mirar a quien, un acto de bondad diario.
El acto de bondad – yo agrego combinado con el valor- pueden cambiar vidas, como la de la buena samaritana que sin importarle el riesgo al cual se enfrentaba salió a la defensa de nuestra amiga Cecilia.
Por supuesto la bondad sola no puede acabar con la delincuencia, pero sí puede sentar las bases para de una vez por todas dar pasos firmes en el mantenimiento de nuestra integridad y la de todos. ¿No le parece?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.
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