lunes, 4 de abril de 2016

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

Rostro y corazón,  filosofía de la educación mesoamericana
Salvador Calva Morales.
Hombres verdaderos, con rostro y corazón, eran el fin último de la enseñanza en las escuelas mesoamericanas.
Ortega Ojeda, Lina Zythella (s.f.). El Calmécac como formador de ideólogos. Recuperable en www.destiempos.com/n18/ortega.pdf, explica como en 1325, luego de la victoria de los aztecas sobre los tepanecas, el rey Itzcóatl y  su consejero Tlacaélel determinan establecer un nuevo orden político, religioso y social, que incluye la fundación de escuelas.
Así se formaron  los sacerdotes-guerreros-gobernantes en los Calmécac, así como los guerreros-artesanos de los Telpochcalli asentados en cada barrio, e inclusive de las jóvenes adiestradas en virtudes y habilidades por sus madres.
Refiere todo esto Fray Bernardino de Sahagún, quien escribió entre 1540 y 1580 los varios tomos que conforman la  Historia General de las Cosas de la Nueva España, también conocido como el Códice Florentino.
La templanza y la fortaleza que adquirían los jóvenes mientras permanecían en las escuelas se debía a los duros regímenes a que eran sometidos: todos vestían pañetes de algodón y mantas ásperas de henequén, sin diferenciar a los legítimos hijos del emperador o la gente del pueblo, comían dos veces al día una tortilla o dos, que les arrojaban los sacerdotes. Eran obligados a levantarse de madrugada para bañarse con agua fría y barrer el templo.
Conforme crecían aumentaba la responsabilidad de  sus tareas: recoger leña, traer puntas de maguey para el autosacrificio ritual o participar de las obras públicas en la producción de adobes, faenas agrícolas, construcción y reparación de zanjas y acequias.
En el Calmécac, por ejemplo,  la educación  de los nobles era trasmisora de tradiciones, con cantos, bailes, discursos, rituales religiosos relacionados con la fundación del imperio, las artes de guerra y el arte del buen gobierno y la administración de la justicia.
De esta manera,  aprendían a ser imagen y representante de la divinidad, sin ser soberbios, impartir justicia, no abusar del poder ejecutivo, gobernar con templanza, repartir la riqueza, abstenerse de los placeres corporales.
Un muy puntual acercamiento a estos conceptos lo encontramos  a través de  Méndez Medina, Marcelo (2015) Sabiduría mexica. Configuración del neltiliztli tlamatini y sus prácticas de vida. En J. Barrientos (coord.), Sabidurías del mundo. Mundos de la sabiduría. (p.113- 139). Liber Factory. Sevilla 2015. Recuperable en https://goo.gl/R8zu23
El autor refiere que:
“el sujeto era dirigido hacia la observación de sí mismo, al análisis de sí mismo, al desciframiento de sí mismo, al reconocimiento de sí mismo como dominio de saber y de hacer”, (…) así como a lograr “la comprensión y la vivencia de lo que está por encima de nosotros, lo único verdadero en la tierra”.
Sus maestros, los techmatiani, asumían la misión abrir los oídos, enseñar la verdad,  iluminar a los hombres para enseñarles prudencia y cordura, cómo obedecer y respetar a las personas, cómo entregarse a lo conveniente y evitar lo no recto,   humanizar el querer de la gente, y así hacer sabios los rostros y  fuertes los corazones de los hombres.
¿Verdad que es admirable y digna de imitarse la educación mesoamericana? Como puedes ver todo esto me inspiró para llamar así, Mesoamericana, a la que ha significado mi misión durante varios años de mi vida. Y los que faltan.
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.

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