Habrán más linchamientos, por descomposición del sistema
Abel Pérez Rojas
Abel Pérez Rojas
Quien le apueste simplemente al desarrollo de campañas o a la concientización en las escuelas para la disminución de la justicia por propia mano, o está tomándonos el pelo o de plano desconoce la naturaleza de la situación.
Desgraciadamente tendremos que tocar fondo para de ahí empezar un verdadero proceso de regeneración social.
La crisis de autoridad, que ha desencadenado eventos como éstos, no debe verse sólo como impartición y ejecución de justicia, sino como una concurrencia de una serie de factores de descomposición sistémica.
Por ejemplo: justicia al servicio de quien tiene más dinero e influencias, politización partidista de cualquier asunto, colusión de los delincuentes con los cuerpos policiacos, excesiva burocracia, desinterés de hacer verdadera justicia, las penas punitivas como corrupción y negocio.
Estos y otros más son síntomas de una descomposición que no se reduce al esclarecimiento de un asunto en particular o al incremento de la violencia en ciertas regiones, son una serie de síntomas que como cáncer han ido corroyendo el entramado social de nuestro país.
Por eso, podremos advertir que pese a los llamados de los diversos sectores de la sociedad, los linchamientos y el surgimiento de vengadores anónimos continuarán en México. Al menos así lo indica el comportamiento creciente de casos.
A los cuales -y como ejemplo- se suma el más reciente ocurrido el 31 de octubre cuando un vengador anónimo dio el tiro de gracia a 4 asaltantes de un autobús en la autopista México-Toluca, procedente de Metepec a la ciudad de México, después de lo cual devolvió a los pasajeros sus pertenencias.
Luego de estos hechos, el periódico digital spanish.peopedaily.com.cn reveló que al menos 80 casos de justicia por propia mano se contabilizaron tan sólo durante el primer trimestre de este año, lo cual representa la totalidad de lo registrado el año pasado.
Dicho recuento fue realizado por Raúl Rodríguez Guillén, profesor investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coautor del estudio Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014).
El profesor revela: esto no es sólo un problema del incremento de casos de delincuencia, también contribuye la ineficacia, ineficiencia y negligencia de la autoridad para poder erradicar, disminuir o controlar este tipo de fenómenos.
Según el mismo investigador desde el 2010 el fenómeno ha cobrado mayor fuerza si se considera que en aquel año se contabilizaron 47 linchamientos consumados y tentativos.
Sin embargo, pese a lo que dicen los expertos, en realidad la justicia por propia mano encierra casos difíciles de contabilizar porque muchos de ellos no son denunciados ni llegan a ser recabados en la prensa.
Para tener una idea de la dimensión de lo que venimos hablando le comento que hace tan sólo unos días el periódico Cambio en una nota firmada por Alberto Melchor dio a conocer que en Puebla van durante este año 40 linchamientos involucrando a 68 personas vapuleadas y 7 presuntos delincuentes muertos.
Si la autoridad misma ha socavado su ejercicio de la justicia y, pese a lo necesario, estamos de acuerdo en que no ayudan a la sociedad los actos justicieros ¿cómo empezar a poner orden en el tema?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.
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