Empleado o emprendedor...
Salvador Calva Morales
En mi pasado artículo, recordarás que te mencioné el hecho de que en México se matriculan 3,882,625 alumnos en carreras de educación superior, y sólo el 16.5% de ese total concluye sus estudios y poco menos de un tercio jamás se titulará, de acuerdo con “Educación Superior en Cifras, 2013-2014”, editado por la Secretaría de Educación Pública.
Pues bien, hoy podríamos platicar del futuro de todos esos jóvenes.
'Escenario de prospectiva 2000-2006-2010', de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), encontró que los profesionistas de 41 carreras, incluidas: Administración y Periodismo, se encontrarán en crisis de trabajo, y que la mayoría de grados con mayor inserción laboral son científicos y técnicos.
¡Tanto ha cambiado el panorama laboral! Antes, la carrera que elegía un padre de familia, bien podría ser la herencia para los hijos. Hoy además de tener una formación profesional e inclusive un posgrado es necesario desarrollar nuevas habilidades para desempeñarse en un área diferente a la que se estudió.
A nivel latinoamericano, en naciones como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, México, Perú, Portugal, Puerto Rico y Uruguay el 61% de los empleados labora en un área no relacionada con sus estudios.
Sobre esto, los adultos pensamos que los muchachos toman a la ligera la decisión sobre aquello en lo que podría depender su vida. En las universidades se sabe que un tercio de los estudiantes eligen una carrera bajo un espejismo de bienestar económico o por presión familiar. Elegir una carrera equivocada puede generar frustración. Sin embargo, los jóvenes –afortunadamente- piensan distinto.
Desempeñarse en una profesión diferente reta la creatividad y la flexibilidad, y puede ser una ventaja competitiva el tener un ángulo diferente de visión al de aquellos que se formaron en el mismo campo en el que se desempeñan.
Solicitar un empleo que rete los propios conocimientos por tratarse de un área distinta a la propia formación es una tendencia que va en aumento de un 10% más por año. Esto fue revelado desde 2011, de acuerdo con un estudio de la firma de recursos humanos Randstad que establece que el 67% de los mexicanos que busca trabajo aplica a vacantes no relacionadas con sus estudios.
Además del perfil profesional específico, las empresas buscan en sus empleados responsabilidad, integridad, puntualidad, eficiencia, flexibilidad, capacidades para la resolución de problemas, para organizar y planificar, trabajar sin supervisión, desarrollar juicios prácticos y de sentido común, trabajo en equipo, servicio al cliente, actitud positiva ante el trabajo; seguridad y autoestima.
En realidad ninguno sabe qué le deparará la vida, y aunque algunos piensen que ante este panorama da lo mismo estudiar o no, la respuesta es que hay dos ingredientes para el éxito: uno es aprender de la escuela y de la vida; el otro, es ser flexible, y seguir aprendiendo, observando y tomando los retos necesarios, para ser creador de lo que no existe.
Lo anterior lo viví cuando en la universidad que dirijo logramos que la primera Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses se fundara en México, y con la colaboración del visionario Julio Revolledo Cárdenas –ejemplo de quien estudia una vertiente, pero ejerce algo distinto- hoy algunos jóvenes han vivido la experiencia de estudiar algo novedoso y ser emprendedores fundadores de empresas de espectáculos en México y el extranjero.
Vale la pena atreverse, se los aseguro.
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.
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