El cerebro: en la frontera de lo conocido y lo desconocido. Fuente de futuras paradojas
Þ En la Semana Internacional del Cerebro 2018, científicos de la BUAP participan en la mesa “Estudio del cerebro a través de diferentes disciplinas”
Gracias a colaboraciones interdisciplinares se sabe, por ejemplo, que 10 por ciento de la masa del cerebro es colesterol, lo que representa 25 por ciento del esteroide del organismo. Con ese esquema de investigación, en la BUAP se descubrió que el movimiento voluntario, como mover una extremidad, tiene una base primitiva al generarse en regiones cerebrales menos evolucionadas (áreas subcorticales, debajo de la corteza cerebral), como la formación reticular y el tallo encefálico, donde hay potencial eléctrico durante la toma de decisiones.
Estos resultados, obtenidos en gatos descerebrados –literalmente-, coinciden con experimentos en los que se vio que un mono, para mover un dedo, no solo activa la corteza motora, sino una gran cantidad de zonas cerebrales, lo que indica la posibilidad de actividad eléctrica de neuronas distribuidas también en ganglios basales y otras zonas subcorticales; es decir, que el potencial de preparación tiene su base en una región más primitiva.
El cerebro es un sistema tan complejo que su análisis y estudio han requerido de la colaboración de diversas áreas de conocimiento. Aunque ha habido importantes descubrimientos como los citados, aún persisten preguntas sin respuestas y emergen áreas, como la inteligencia artificial, que dan lugar a nuevas inquietudes y dilemas éticos, que solo tendrán solución mediante la interdisciplina.
Científicos de la BUAP coincidieron en que las neurociencias, definidas como el conjunto de disciplinas científicas que tienen como objeto de estudio el sistema nervioso, es un ejemplo de cómo diversas áreas del conocimiento confluyen en la solución de problemas asociados, en distintos niveles, los cuales van desde el molecular hasta el cognitivo y el conductual.
Durante la mesa “Estudio del cerebro a través de diferentes disciplinas”, que forma parte de las actividades de la Semana Internacional del Cerebro, organizada por la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la BUAP, los investigadores participantes, de distintas unidades académicas, expusieron cómo desde sus visiones disciplinares estudian el cerebro y cómo se han articulado con estudiosos de ciencias ajenas para sumar a la comprensión de este órgano.
Con cada descubrimiento se conoce un poco más sobre el cerebro, al tiempo que se le desconoce. Prueba de esta paradoja es la inteligencia artificial, un área de las disciplinas computacionales que fascina y desconcierta a la comunidad científica, al emular y perfeccionar el funcionamiento del cerebro. Recientemente se anunció la existencia de neuronas artificiales más veloces que las naturales.
Aunque a simple vista es un buen resultado científico que contribuirá a la solución de problemas desde un punto de vista computacional, como la misma comprensión de la funcionalidad del cerebro, implica también reflexiones filosóficas sobre sus usos y alcances, pues la capacidad de una red neuronal artificial podría influir en aspectos incluso de nivel social, como en la manipulación de resultados electorales y las percepciones de las masas, o alcanzar capacidades superiores a las predichas.
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