viernes, 14 de agosto de 2015

COMPARTIENDO TU OPINIÓN

¿A dónde va nuestra riqueza innovadora?
Salvador Calva Morales
 México es un país altamente tradicionalista, apegado a sus costumbres, a su familia. Eso está bien: nos enriquece, nos da un punto de partida.
México es un país altamente tradicionalista, apegado a sus costumbres, a su familia. Eso está mal: impide evolucionar, nos aprisiona.
Dejar de considerar uno de los dos puntos de vista anteriores es ver solamente la mitad. El reto está en integrar las bondades y superar las limitaciones del momento.
Bajo la mirada anterior podemos entender por qué nos cuesta tanto cambiar. Por un lado cambiar lo sentimos como traicionar nuestras raíces, pero no cambiar nos está hundiendo. Por eso este tiene que ser el momento de la integración.
Y podemos ilustrar un poco más lo que ocurre con ello: en la página de www.redtalentos.gob.mx en el tema de Cambio de Paradigma señala que México es el primer exportador de América Latina y el sexto a escala mundial de migración altamente calificada hacia los países de la OCDE y que la cantidad de mexicanos con grado de licenciatura, maestría o doctorado en 2011 ascendió a más de un millón de personas.
En México venimos hablando de la fuga de cerebros desde hace muchos años, hace ya tantos que se nos olvida que esto es una realidad que impacta la economía de manera desfavorable, pues perdemos talentos que pueden ayudar a delinear un mejor futuro para el país y las generaciones venideras.
Ya desde 2012, el Centro de Investigaciones sobre América del norte CISAN, de la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de Camelia Tigau, había señalado  que México ocupa el cuarto lugar en el mundo como exportador de cerebros, sólo nos rebasan Gran Bretaña, Filipinas e India.
En artículos anteriores ya me he referido a la importancia de la innovación, y lo que esto puede representar para el crecimiento económico del país. Y por eso hoy quiero  alzar mi voz para repetir una vez más que todos tenemos una responsabilidad por cumplir para lograr que la crisis económica que vivimos y la falta de empleos, la pobreza, la violencia, inclusive, puedan ser superadas. Una forma es evitar que el desarrollo de innovación vaya a parar a otro lado, lejos de México.
Por ello es necesario señalar que mientras en México no estén dadas las condiciones legales, políticas y sociales, mientras no haya capitales de riesgo, mientras no haya protección a las patentes, no haya apoyo a los jóvenes con ideas brillantes y posibles, mientras sigamos cómodos como estamos sin cambiar, no habrá futuro posible.
Ver cuántos jóvenes universitarios emigran me hace pensar que hace muchos años que la solución está llamando a nuestra puerta, pero la puerta sigue cerrada, no queremos salir de donde estamos preferimos seguir en el lamento y no tomamos acción.
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.



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