lunes, 19 de octubre de 2020

 Triunfo tricolor en Cohahuila e Hidalgo,  cachetada a la arrogancia.

Por Raquel Martínez Brenis

El triunfo del PRI en Coahuila e Hidalgo o la derrota de Morena en esas entidades, como se quiera ver, es una pequeña muestra de que ningún partido tiene seguro nada cuando hay democracia o cuando se hace menos trampa…     Para Morena es una fuerte llamada de atención para que le bajen dos rayitas a su prepotencia…       El triunfo del PRI es algo así como una respuesta de los ciudadanos por la decepción que significó el gobierno de primero los pobres, donde en verdad, los pobres sólo aparecen en el discurso del pueblo bueno y en las limosnas que se les entregan… La pobreza ha significado, igual que en los gobiernos del PRI y del PAN, un instrumento de promoción electoral... Es decir, en los hechos, los pobres siguen igual, sin esperanza, al menos a corto y mediano plazo…   A los pobres les han dado un “mejoralito” ante la gravedad de la pobreza. Porque eso son los programas sociales emprendidos por el gobierno de la muy cacareada Cuarta Transformación…       PARA LOS POBRES unos cuantos maicitos, porque para los dueños del dinero, contratos millonarios, llámense Ricardo Salinas Pliego y Carlos Slim o los banqueros que siguen robando de manera descarada con las ilegales comisiones, que pensaba frenar el senador Ricardo Monreal, la llamada Ley Monreal, pero que detuvo el presidente López Obrador…     En la Convención Banquera de Acapulco, Obrador muy solicito acudió a dicho evento para decirles a los banqueros, que estaban muy preocupados porque se les estaba a punto de terminar su millonario negocio de las comisiones…      No se preocupen, les dijo el peje, la “ley Monreal” no va a pasar.  Y así fue, no se aprobó. Los banqueros de pie aplaudieron “hasta hinchar” sus manos, para agradecer tan noble gesto del presidente, de primero los pobres    Pero, lamentablemente no hizo lo mismo con los desamparados, ahogados por la miseria a consecuencia del Covid…    Ante la petición de organizaciones  y partidos políticos para que autorizara el Ingreso Solidario Vital que sirviera a las miles de familias en desgracia económica, fue enfático en decir que no, porque ya tenía programas sociales en marcha y no iba a desviar más recursos para estos fines. Lo mismo hizo cuando se le planteó el apoyo a las empresas para evitar su quiebre ante el confinamiento; “ni modo, que quiebre quien tenga que quebrar”, sentenció…        Sin olvidar que prometió bajar el precio de las gasolinas y la electricidad, promesa que tampoco cumplió, entre otras muchas ofertas, que hoy la gente se las está cobrando…      Pero lo más grave de todo, fue el desinterés que mostró ante la tragedia que nos asechaba por el Covid-19; en este tema no se midió en su irresponsabilidad, al pedir en los inicios de la contingencia sanitaria, que la gente no dejara de salir de sus casas, que siguiera su vida normal. Y más grave aún, nunca aplicaron estrategias sanitarias que evitaran  contagios, nunca se cerraron fronteras, nunca se vigiló ni se hicieron pruebas a los que llegaban de otros países, lo que ocasionó que pronto, en pocos días, los contagios y muertos se multiplicaran por miles…       Él, Obrador, nuca aceptó usar el cubreboca, sirviendo de mal ejemplo para los necios que siguien sus pasos. Y que nunca han querido protegerse…       Las consecuencias, según las cifras oficiales, estamos por rebasar los 90 mil muertos y según especialistas, se calcula que los muertos pueden superar ya los doscientos mil. Por todo lo anterior, los resultados en Hidalgo y Coahuila no deben sorprender, era de esperarse que la gente repudie las mentiras…         Pero lo peor para el partido  en el poder y para el propio presidente está por venir…     Probablemente en las elecciones de 2021 pierdan la mayoría en el Congreso, en las dos cámaras, así como en los estados y municipios. Una hecatombe les aguarda en Morena, si es que no ponen freno a su arrogancia y rectifica a tiempo el camino…        Todavía podría haber tiempo de salvarse, porque si la derecha gana la mayoría en el Congreso federal y los estados, que Dios los agarre confesados, porque la venganza de los descontentos no tendrá límites.   (F)

 

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