martes, 27 de diciembre de 2016

SABERSINFIN

 En Navidad, toneladas de comida a la basura, y otros mueren de hambre.
Abel Pérez Rojas
“Nos controlan por el hambre:
Por el exceso de alimentos y por su escasez”.
Abel Pérez Rojas
Precios ínfimos a los productores, alta delincuencia organizada en las zonas de producción, ineficientes sistemas para la recolección de cosechas, proteccionismo arancelario a productos provenientes del extranjero, entre otras, son algunas de las causas sociales y políticas que se suman a nuestros equivocados hábitos de consumo para que al final mucha comida pare en los basureros.
Son algunas de las causas que nos hacen ver que el problema del desperdicio de comida en México es un problema complejo.
Todos los días en nuestro país van a la basura miles de toneladas de comida mientras muchos mueren de hambre, muestra clara de la conjunción de diversos factores que prolongan interminablemente este fatal ciclo.
Por desgracia, este comportamiento criminal que contribuye al deterioro ambiental y a la pérdida de vidas se multiplica en la Navidad.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA) (1), se estima que en México se desperdician alrededor de 30,000 toneladas de alimentos en buen estado y que de poderse rescatar dos terceras partes no habría hambruna en el país.
A la par de las alarmantes montañas de comida que se van a la basura, en promedio –según cifras oficiales - casi una persona muere por desnutrición cada hora en territorio nacional (2).
Un hábito que lamentablemente compartimos con otras culturas tiene que ver con el incremento del desperdicio de comida en las festividades y más cuando se tratan de celebraciones nacionales.
Aunque no se ha hecho público algún estudio puntual para saber en cuánto se aumentan nuestros desperdicios de comida con motivo del puente “Guadalupe-Reyes”, sí podríamos aventurar que exista al menos una relación con la proporción al incremento de toneladas de basura de las ciudades promedio, es decir, de 20 por ciento (3).
La situación caótica que se vive en el país y nuestros extraviados hábitos convierten esta época de paz y amor en real festín de la inequidad.
Tomar conciencia de esta situación es sólo un punto inicial de arranque, pero como sociedad civil deberíamos de estar poniendo manos en el asunto más allá de las acciones burocráticas como la llamada Cruzada Nacional contra el Hambre –la cual sea dicho de paso en más de una ocasión se ha demostrado su uso electoral-, o de las acciones que realizan algunas asociaciones ligadas con los sectores que se enriquecen esta temporada.
Debemos exigir que, en relación con el gobierno de los tres niveles, sea éste quien emprenda campañas de concientización del consumo racional en estas temporadas y que a la par realice real y verdaderamente su trabajo para retomar las riendas de este cada vez más Estado fallido.
Por nuestra parte, no podemos dejarnos seducir por la pseudofelicidad temporal y pasajera de estos días que tiene un trasfondo de consumismo voraz, rapaz e inhumano, porque esa pseudofelicidad se convierte en una especie de somnífero del pueblo y del gobierno que está en sus peores índices de aceptación.
Podemos hacer mucho si no caemos en el juego de los monstruos comerciales que con tintes nobles de paz y amor todo nos venden, aunque esto signifique que lo que representó mucho esfuerzo para los humanos y para la naturaleza se vaya al caño o bien nos indigeste.
¿Qué le parece?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.


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