martes, 2 de abril de 2019

Proponen en la BUAP método y tratamiento individual para el autismo
           Þ En el marco del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo
¿Cuál es el reto más grande al que se enfrenta un niño diagnosticado con Trastornos de Espectro Autista (TEA)?  Sin duda, la integración en una sociedad que establece limitantes para las personas que presentan particularidades.
          En el marco del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, la doctora Yulia Solovieva, coordinadora de la Maestría en Diagnóstico y Rehabilitación Neuropsicológica de la BUAP, asegura desde su experiencia clínica que los menores diagnosticados con TEA en etapas tempranas (0-4 años) tienen más posibilidades de integrarse y alcanzar su desarrollo.
          La especialista, quien también es miembro titular de la Sociedad Latinoamericana de Neuropsicología, aclaró que el TEA no tiene cura, ni tampoco existe un fármaco para superar esta condición. Asimismo, las causas que lo provocan aún no están definidas científicamente.
          El término del autismo, introducido por los neurólogos a principios del siglo XX, significa básicamente dificultades de comunicación. Sobre este padecimiento, las cifras oficiales revelan que en México hay aproximadamente 94 mil 800 niños entre cero y cuatro años y 298 mil entre cinco y 19 años con TEA, mientras que en el mundo, de acuerdo con la OMS, uno de cada 160 niños lo padece.
Una propuesta para el diagnóstico y tratamiento
Yulia Solovieva recordó que en la BUAP, a través de la Maestría en Diagnóstico y Rehabilitación Neuropsicológica, se coordinan ocho sedes clínicas para el diagnóstico de diferentes padecimientos neuropsicológicos, entre ellos el autismo, y que están orientados a diferentes sectores de la población.
           La investigadora enfatizó que este trastorno, que provoca principalmente dificultades comunicativas, puede tratarse de forma adecuada desde una perspectiva individual, que atienda las necesidades y características del menor, de ahí que en coordinación con el doctor Luis Quintanar han desarrollado una metodología de evaluación y tratamiento.
           "Nosotros los diagnosticamos, pero lo interesante de nuestra propuesta es que no solo nos quedamos en eso, sino que lo hacemos cualitativamente, es decir, tenemos un instrumento especialmente elaborado que llamamos Evaluación del Desarrollo para Niños Preescolares Menores, un método que está editado por la Universidad".
           Este instrumento permite, a partir del juego, detectar los mecanismos débiles y fuertes del niño desde las estructuras corticales, subcortical o córtico subcorticales, pero también valorar su edad psicológica.
         “La evaluación parte desde el nivel del juego para conocer el desarrollo del niño, puede participar con un adulto, jugar solo, escuchar las instrucciones, también observar si presenta la iniciativa, etc., es así como se establecen programas de interacción que facilitan el desarrollo del niño, quizá a un ritmo más lento, pero sí con niveles más avanzados que los que registra al inicio de su evaluación”.
          La doctora Solovieva hizo hincapié en la particularidad de cada menor, pues cada uno presenta diferentes niveles de autismo, y detrás de este trastorno hay casos muy diferentes, es por eso que aseguró que no se puede hablar de un solo programa para tratar todos los casos.
         “La atención tiene que ser individual, por ejemplo, con unas cien sesiones de trabajo con el menor, es posible hablar de una integración de acuerdo con sus posibilidades”.
Qué se abarca en las sesiones
El autismo es un trastorno severo provocado por un daño cerebral que puede encontrarse en distintos niveles del sistema nervioso central. En este sentido, explicó que normalmente la motricidad primaria no está afectada en niños con autismo. De acuerdo con su metodología, el tratamiento se inicia con el juego en distintos niveles, con objetos, juego simbólico y juego de roles.
          Refirió que de acuerdo con los datos de evaluación de cada niño en particular, se busca el nivel apropiado para el menor y dentro del juego se forma lenguaje, se entabla la comunicación, se establece el contacto visual y corporal, además del uso correcto de los objetos, entre otros parámetros.
          Para tener un diagnóstico adecuado, la doctora recomendó dirigirse con un especialista y acudir a las sedes clínicas con las que cuenta la BUAP, una de ellas ubicada en el Hospital Universitario. Asimismo, pidió tomar en cuenta el Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía de Puebla, ubicado en San José Mayorazgo, donde atienden especialistas formados en la BUAP, en el área de neuropsicología.
Los mitos
Yulia Solovieva aseguró que alrededor del autismo existe aún mucha desinformación y mitos que confunden a los padres y que en cierta medida retrasan un tratamiento adecuado. Por ejemplo, señaló que no es posible que un niño autista tenga un coeficiente intelectual muy alto, como se maneja en algunos artículos que circulan en internet.
          Insistió en que los casos que ha tratado, más bien se registran severos trastornos que reflejan una lesión que deriva en la ausencia de habla, de juego y de contacto.
           “Cuando se habla de su coeficiente probablemente se trate de situaciones de sobre estimulación y el menor recuerda con precisión las imágenes, pero esto no es un logro, sino un aspecto que se tiene que corregir estableciendo los procesos normales adecuados para el contacto cultural adecuado del niño y su proceso gradual de adquisición de la lectura y escritura, cálculo, etc., todo de acuerdo con sus posibilidades”.
        Entre los síntomas de alerta que deben observarse se encuentran no responder a su nombre (a los 12 meses de edad); no señalar los objetos para demostrar su interés (a los 14 meses de edad); no jugar juegos de simulación (a los 18 meses de edad); evitar el contacto visual y querer estar solos; presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje; repetir palabras o frases una y otra vez; dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace; tener intereses obsesivos; y aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
          Finalmente, subrayó que los padres deben entender que entre más temprano sea diagnosticado se registrará un desgaste menor, ya que entre más grandes, más difícil resulta ayudarlos, aunque no es imposible. Para mayor información sobre las sedes clínicas puede consultar la página http://www.neuropsicologia.buap.mx/



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