sábado, 23 de julio de 2016

Ayuntamiento aclaró que no se trató de desalojo, sino de decomiso de mercancías por parte del Gobierno del Estado.

Comercio informal, millonario negocio para funcionarios municipales.
           · Durante los hechos violentos entre vendedores y policías estatales, “alguien” dio la orden que los policías municipales se escondieran.
            · Policías  estatales  fueron los que dispararon contra los comerciantes.
· La falta de información hacia los ciudadanos que estaban en el centro de la ciudad y el rumor de que los vendedores andaban golpeando y disparando estuvo a punto de terminar en tragedias.
· El Ayuntamiento de Puebla responsable del caos que se vive en el centro de la ciudad provocado por “los ambulantes”.
       El problema del comercio callejero, mal llamado ambulante, porque están permanente instalados en las calles de la ciudad,  representa una mina de oro para funcionarios de las administraciones municipales, además de que dejarlos en las calles es parte de acuerdos políticos con motivos electorales.
Además, es importante aclarar que no se permite a cualquiera instalarse en las calles, solamente a aquellos que pertenecen a alguna de las agrupaciones que tienen acuerdos con el Ayuntamiento y que  además pagan para ello. Cualquier desempleado que quiera trabajar en ese rubro por su cuenta, corre el riesgo de ser golpeado por los propios “ambulantes”, ser detenido por policías o en el mejor de los casos que empleados de Vía Pública les “quite” sus mercancías.
Desde hace décadas, desde los años 70s se detonó este problema a causa del desempleo provocado por crisis económicas de los gobiernos federales, que arrojaron a las calles a miles de personas, o de aquellos que del campo, por diversos motivos, decidieron llegar a la ciudad buscando una mejor manera para sobrevivir y encontraron en las calles la oportunidad de llevar un pan a la boca de sus familias.
A la par con este problema, llegó un jugoso negocio para funcionarios municipales, tan jugoso, que representa millones de pesos diarios que no entran a las arcas municipales, y sí se quedan en los bolsillos de algunos “vivillos”. Es así que en las calles se comercie con todo tipo de productos, desde alimentos, películas pirata, ropa, útiles escolares Etc. 
      Ya es casi una tradición que cuando llega una administración nueva, lo primero que hacen es amenazar con el retiro del comercio informal de las calles, “apretarles” para que puedan renegociar “los $convenios$” y puedan seguir comerciando en las calles. Por eso las amenazas de desalojo se han convertido en una leyenda urbana.
Los lamentables hechos ocurridos la tarde del 22 de julio no fue por el desalojo cacareado por el presidente Luis Banck, sino que se debió a un operativo del departamento de Comercio Exterior de la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado, que se llevó de manera estúpida y arbitraria, generando la violencia de la que todos fuimos testigos.
En un boletín del Ayuntamiento poblano, emitido por la noche, la Comuna reconoce que no fue un operativo de la administración local, sino que fue a cargo de Comercio Exterior del gobierno del Estado y la Policía Auxiliar para decomisar “mercancía ilegal” y que la Policía Municipal nada más acudió como apoyo. Esto desmiente otras versiones que hablaban de un operativo de desalojo.
Es decir, la violencia no la provocó el Ayuntamiento, sino el gobierno del estado, que sin querer queriendo, atentó contra el negocio, acuerdos y permisos de funcionarios municipales.
La responsabilidad del Ayuntamiento recae también en retirar del centro a todos los elementos de la policía municipal, dejando desprotegidos a los turistas, que como pocas veces abarrotaron el zócalo y calles del centro, sobre todo donde se suscitó la violencia. La orden fue: “Escóndanse donde puedan porque los ambulantes van para el zócalo”.
A consecuencia de esta decisión, y ante la falta de información y los rumores de que los ambulantes andaban en el centro golpeando a la gente, los carros y balaceando, ante el pequeño rumor de que “ya vienen para acá”, los visitantes corrían para todos lados llenos de terror, los niños se bajaban de la plancha del zócalo y varios corrieron el riesgo de ser atropellados por vehículos que también huían de una supuesta agresión de comerciantes.
Fue un espectáculo deprimente, que deja mal paradas a las autoridades tanto municipales como estatales ante la opinión nacional e internacional, ya que entre los turistas había personas no solamente de México, sino de otros de otros país.


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