lunes, 2 de octubre de 2017

La Microcuenca Cacaloapan presenta niveles de desertificación
           à Investigadores del DICA de la BUAP proponen programas y acciones de recuperación del suelo
Actualmente, 89 por ciento de la superficie de la microcuenca Cacaloapan, en el municipio de Tepanco de López, es potencialmente susceptible a la desertificación, 7 por cientoya presenta algún grado y sólo 5 por ciento no se encuentra afectada. Ante esta situación, investigadores del Instituto de Ciencias de la BUAP (ICUAP) desarrollan programas y acciones de recuperación, toda vez que la conservación de la zona es fundamental para lograr que la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán se mantenga en óptimas condiciones.
Rosalía del CarmenCastelán Vega, profesora investigadora del Departamento de Investigación en Ciencias Agrícolas (DICA) del ICUAP, precisó que “la desertificación es un tipo de degradación muy devastadora que existeen los climas semiáridos del estado de Pueblaygenera pérdida de productividadde los suelos, lo cual tiene un impacto negativo en los ingresos de los pobladores, debido a que la recuperación de las tierras tarda muchos años, lo que obliga a muchas personas a emigrar”, señaló.
Entre los principales elementos que han contribuido a esta situación en la zona se encuentran el sobrepastoreo, las pendientes inclinadas, la vegetación natural muy pobre y los cultivos anuales intensivos y extensivos; además de que la misma condición de disminución de la fertilidad de los suelos también ha favorecido la migración de los campesinos de la región, señaló.
La doctora en Ciencias Ambientales por la BUAP dio a conocer que para la realización del proyecto establecieron sinergias con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), la cual desde el 2012 ha implementado diversas prácticas de conservación de los territorios.
A la fecha ya han propuesto diversos indicadores, tanto a nivel de suelo como de unidades ambientales, entre los que destacan contar con un índice de aridez adecuado en las zonas, evaluar el contenido de carbono orgánico y de materia orgánica, así como la densidad aparente, la salinidad, la compactación, las erosiones hídricas y eólicas, entre otros.
Castelán Vega señaló que los resultados obtenidos hasta el momento demostraron que las prácticas de conservación que mayor eficiencia han tenido en la microcuenca es la asociación de barreras vivas, como el maguey, y barreras muertas de piedra acomodada.
“Las prácticas de conservación de suelos se deben diseñar en función de las características del relieve y de la precipitación, además de que tienen que seguir la curva del nivel del terreno y este tipo de barreras retienen los sedimentos del suelo que se arrastran con la lluvia, ya que la erosión es un proceso que consiste en la remoción de las partículas del suelo que son arrastradas y depositadas en una zona diferente de donde se originaron”, comentó.
Explicó que las barreras funcionan como un filtro en el cual la parte sólida queda retenida y el líquido pasa con menor velocidad, lo que evita que se arrastre una mayor cantidad de suelo y con ello se pierdan los nutrientes que lo hacen productivo.
La académica destacó que ya cuentan con la caracterización biofísica de la microcuenca, el diagnóstico del estado actual de los recursos tanto naturales como socioeconómicos de la zona y la evaluación de la efectividad de las prácticas de conservación de suelos, por lo que el siguiente paso es estudiar las microcuencas como un sistema complejo y generar propuestas de manejo que se puedan implementar, con base en estos resultados, así como en las necesidades de los lugareños.
Asimismo, informó que están planteando la posibilidad de generar un modelo matemático para prever escenarios futuros en la región, lo cual sería de mucha ayuda para la investigación.
De acuerdo con información del Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica del Estado de Puebla, la microcuenca evaluada tiene una superficie aproximada de 14.80 kilómetros cuadrados, lo que corresponde a su vez al 6.58 por ciento del área total del municipio de Tepanco de López, cuya extensión estimada es de 224.72 kilómetros cuadrados.
Educación ambiental desde temprana edad
En la opinión de Castelán Vega, la educación ambiental es la base para frenar la degradación de los ecosistemas y para ello es fundamental que los niños aprendan qué son los bienes comunes naturales, para qué sirven y cuál es su importancia, con el fin de interesarlos en su preservación.
Sin embargo, en los libros de educación básica no existe información que hable con detalle sobre temas como la importancia del suelo, por lo que la investigadora, en colaboración con un grupo de expertos, generaron un cuadernillo de aprendizaje titulado La importancia del suelo ante el cambio climático, con el fin de suplir esa carencia de información en el aprendizaje de los menores.
“En este cuaderno se explica, mediante un lenguaje coloquial, diversos temas, como qué es el suelo, cómo se forma, cuántos tipos hay, cómo se estudia, si está vivo, qué funciones tiene y cómo se cura, por lo que la idea es que esta herramienta llegué a los niños de primaria y secundaria de forma gratuita”.
Aunado a esto, la investigadora dijo que también buscarán llevar a cabo una serie de talleres en las escuelas, en los que hablen sobre educación ambiental desde un eje rector enfocado en el suelo.


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